Tienda CaixaForum

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Barcelona.
2002
Premio FAD de interiorismo 2003. 
Finalista Premio Saloni 2003.

La tienda se plantea de origen como un espacio sin techo propio, definido por dos paredes aplacadas de piedra y un cerramiento acristalado al que se incorporan dos puertas.
Sobre el pavimento del vestíbulo se ordenan las piezas del mobiliario, resueltas con acero inoxidable satinado e “iro” de color blanco hueso. Y el despiece de las dos paredes sirve para componer una estantería y una vitrina, las dos con luz propia.
La iluminación general se resuelve con una retícula de cilindros blancos suspendidos que reproduce la modulación del pavimento. Se crea así un plano de luz uniforme para la tienda. Y también, el techo que no tenía.